El Señor González Bravo esperaba en la cámara regia. Esperó mucho tiempo. La Señora jamás se dignó acudir puntual a sus regias audiencias. Don Luis González Bravo, en aquella ocasión, no pasó a exponerle la situación de antecámara: La Señora le acogió con hipos de pena:
-Siéntate. Ya veo que no traes cartera. Te lo agradezco, porque no hubiera podido ocuparme de asuntos de gobierno. ¡Estoy desolada! Se me va el más leal de los políticos militares. Si vienes a consultarme respecto a los honores del duelo, mi voluntad es que no le falte ninguno de los que llevó O'Donnell. ¡Y si hay más, más! Asintió el Ministro:
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.