El Palacio de Torre-Mellada. La gran escalera. La antesala. Reverencias de lacayos. Sigilo de sombras. Timbres de relojes. Haces de luces en candelabros. El Marqués, ratonil y fugaz, cruzó la dorada penumbra de los salones: Frente a los espejos calaba los ojos con pueril desconsuelo, adivinándose la figura lacia, chafada. Penetró en el tocador, seguido del ayuda de cámara:
-Toñete, un retoque y vísteme.
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