Se remontaba la voz. Los brillos simétricos de tricornios y fusiles asomaban apostillando la cinta de la carretera, repartidos a una y a otra mano, por donde dicen la Barga del Moro. Trotaba el preso, zarandil sobre los bastes del rucio, y el mozuelo espolique, sin darle paz al zurrido, cantaba una solfa de responsos arrieros. El camino daba vueltas entre espesos coscojares: Vaca Rabiosa y Patas Largas, Pinto Viroque y Pepe el Carifancho, prevenidos, pecho en tierra, los retacos apuntando el camino, esperaban el cruce de la Pareja. Por la Barga del Moro, luminosa, agreste de brisas, ondulaba la copla fulera:
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.