Only page of capítulo
117
48
Easy

8
CAPÍTULO VIII

El farolillo, bajo el alpende de las yuntas, convocaba al velorio. La caja, puesta sobre dos caballetes, partía el círculo de luz. Hedía la carroña de la difunta. El velorio, apartado en un rincón del corralizo, bajo los naranjos, mataba las horas chusco y refranero. Las mozuelas prendían en los labios hojas de malva olorosa. Algún jayán se restregaba la jeta con aguardiente: Otro, con requiebro, cortaba un ramo de azahares y lo repartía entre el concurso femenino: Otro se jactaba de tener perdida la olisca con unas fiebres. Gritó una voz que se acercaba:
-¿Cuándo contáis darle tierra al cadáver? La Señora Marquesa ha tenido noticia del caso y dispone que sepultéis el fiambre, como ello sea.