Hacía nocharniegas el farol y estaba floja la pellejuda. El Tío Blas de Juanes explicaba con su rezo conciso, que tenía tañido de metal antiguo:
-Todo en la vida se pone en lo mismo, y no hay otra cosa. ¡Tener aldabas! Ahora las aldabas dicen: Caballeros, a no repicarnos y andarse con pupila y estarse aplastados. Pues eso nos cumple, y la primera cosa ha de ser esquivarnos de peligros manifiestos y transponer al pájaro. Y, en fin de cuentas, ver si en alguna cosa puede condescenderse, y rematar lo más pronto posible este negocio.
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