Está el Coto de Los Carvajales señalado en la crónica judiciaria de aquellos días isabelinos como madriguera de secuestradores y cuatreros. El Viroque y Vaca Rabiosa, Carifancho y Patas Largas, reverdecían los laureles del Tempranillo y Diego Corrientes. El Marqués de Torre-Mellada, en los pagos manchegos, y Su Alteza el Infante Don Sebastián, en Córdoba, eran notorios padrinos de la gente bandolera. Mojigatos los dos, soñaban con el espectro de la demagogia incendiando los campos, y a cuenta de no tener malos sueños, protegían al Maruxo y al Lechuga, a Vaca Rabiosa y al Tuerto. Y tan notorio era este padrinazgo, que la gente de la chanfaina, mudándole el nombre a lo pícaro, llamaba a Los Carvajales, Ceuty.
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