LOS CRIADOS están reunidos en la gran cocina del Pazo. Arde una hoguera de sarmientos, y las chispas y el humo suben retozando por la negra campana de la chimenea que cobija el hogar y los escaños donde los criados se sientan. Es una chimenea de piedra que pregona la generosidad y la abundancia, con sus largos varales de donde cuelga la cecina puesta al humo. La sombra del buscador de tesoros se desliza á lo largo del muro, con el infolio apretado sobre el pecho, y desaparece en un rincón murmurando sus oraciones cabalísticas. Los criados le tienen por loco: Presentóse hace tiempo como nieto de un antiguo mayordomo, y allí está recogido, que todo es tradicional en el Pazo. La vieja y la zagala, que han entrado detrás, murmuran humildes:
-¡Santas y buenas noches!
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