Una gran antesala en la casa infanzona. Están cerradas las ventanas, donde bate el sol de la tarde, y en la vaga oscuridad se presiente el bochorno de la siesta. Sobre un arcón están las jalmas de una montura, y al pie un sarillo con su gran madeja de lino casero, a medio devanar. Dos tórtolas, prisioneras en una jaula de mimbres, cantan encima de la puerta que se abre sobre la solana, en la sombra de una parra. LIBERATA hila sentada en el umbral.
LIBERATA.- ¡Rosalva!… ¡Juana!… ¿Qué hacéis en la cocina? Venid para aquí.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.