Una cocina terrena. El candil agoniza, y en el silencio de la noche se oye el borboteo del agua que hierve en un gran caldero de cobre pendiente de la gramallera. Dormita la moza al amor del fuego, y a los golpes con que llaman los segundones, se despierta sobresaltada, y va con los ojos soñolientos a descorrer el cerrojo. CARA DE PLATA se encorva para poder entrar a caballo, y tras él, recatado entre el tricornio y el manteo, entra FARRUQUIÑO. CARA DE PLATA deja escurrir la carga del borrén y el saco se aplasta sobre el piso terreno con un golpe estoposo. Los pies del muerto asoman fuera.
LA PICHONA.- ¡Santísimo Jesús!… ¿A quién mataron?
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