La casa de LA PICHONA. Una cocina terrena. LA PICHONA, sentada bajo el candil, hace encaje de Camariñas. El humo sale por los resquicios de la tejavana. Al fondo, separada por viejo cañizo y sobre caballetes de pino emborronados de azul, está la cama: Jergón escueto de panocha, sábanas de estopa y manta de remiendos. Una gallina clueca escarba la tierra del piso en medio de amarillenta pollada, y como distintivo de su dueña, luce calzas de bayetón colorado, que anduvo largo tiempo en un refajo de LA PICHONA. Cuantos aciertan a cruzar la callejuela, pulsan en la ventana con insolente mofa. LA PICHONA responde con una letanía de denuestos que dura hasta que se apaga el rumor de los pasos. Es mujer lozana y de buen donaire para las trapisondas. Llaman a la puerta.
LA PICHONA.- ¿Quién es?
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