Pasamos un puentecillo, saltando después adobes enormes y llegamos a los muros de la iglesia. Entonces la criada, una vieja negra, empezó a decir:
–Dicen que en esta iglesia penan. Que por las mañanas, al rayar el alba, se ve, por las rendijas, salir un padre con su casulla y decir una misa, con un sacristán; y que los dos solos, recorren después la iglesia echando agua bendita, y se meten luego a la sacristía.
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