Aun admitiendo que la diferencia entre el hombre y los animales que más se le parecen, sea en cuanto á la conformacion corporal, tan grande como sostienen algunos naturalistas, y por más que debamos convenir en que la diferencia en fuerza mental sea inmensa, los hechos indicados en los capítulos precedentes afirman, á mi modo de ver, de la manera más evidente, que el hombre desciende de una forma inferior, aunque todavía no se hayan podido descubrir, hasta el presente, los eslabones de conexion intermedios.
El hombre está sujeto á variaciones numerosas, ligeras, y sobremanera diversas, producidas por las mismas causas, reguladas y trasmitidas conforme á las mismas leyes generales, que los animales inferiores. Tiende á multiplicarse de una manera sobrado rápida para que su descendencia esté necesariamente sometida á una lucha por la existencia, y por consiguiente, á la seleccion natural. Ha dado orígen á numerosas razas, algunas de las cuales difieren entre sí lo bastante para que algunos naturalistas lleguen á considerarlas como especies distintas. Prescindiendo de los usos para que puedan servir las diversas partes de su cuerpo, hállase éste construido sobre el mismo plan homológico que el de los demás mamíferos. Pasa por las mismas fases de desarrollo embriogénico. Conserva muchas conformaciones rudimentarias é inútiles, que habrán tenido empleo en otras épocas. En él vemos reaparecer ocasionalmente caracteres que, segun todo nos induce á creer, han existido en sus primeros antecesores. Si el orígen del hombre hubiese sido enteramente distinto del de todos los demás animales, estas diversas manifestaciones serian sólo decepciones vanas, lo cual es increible. Y al contrario, todas pasan á ser comprensibles, si el hombre es, con otros mamíferos, el co-descendiente de alguna forma inferior desconocida.
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