Cuando Alberto se encontró a solas y frente a frente con MonteCristo, le dijo:
-Señor conde, permitidme que empiece mi nuevo oficio de cicerone haciéndoos una descripción de una habitación del joven acostumbrado a los palacios de Italia; esto os servirá para saber en cuántos pies cuadrados puede vivir un joven que no pasa de ser de los más mal alojados. A medida que vayamos pasando de una pieza a otra, iremos abriendo las ventanas para que podáis respirar.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.