Cuando despertó lord Arthur, estaba ya muy avanzada la mañana y el sol de mediodía se filtraba a través de las cortinas de seda marfileña de su dormitorio. Se levantó y fue a mirar por el ventanal. Una vaga neblina de calor flotaba sobre la gran ciudad y los tejados de las casas parecían de plata oxidada. Por el césped tembloroso de la plaza de abajo se perseguían unos niños como mariposas blancas, y las aceras estaban llenas de gentes que se dirigían al parque.
Nunca le pareció la vida tan hermosa ni tan alejada de él la maldad. En aquel momento su ayuda de cámara le trajo una taza de chocolate sobre una bandeja. Después de bebérsela, levantó una pesada cortina color albaricoque y pasó al cuarto de baño. La luz entraba suavemente desde lo alto a través de unas delgadas hojas de ónice transparente y el agua en la pila de mármol tenía el brillo apagado de la piedra lunar.
Sign in to unlock this title
Sign in to continue reading, it's free! As an unregistered user you can only read a little bit.