Mil castellanos y doce piezas de artillería eran la defensa de la casa de Hernán Cortés, en la cual se había encerrado el gobernador Gonzalo de Salazar.
En cuanto á su compañero Peralmindes Chirino, había salido de México hacía ya algún tiempo, á sofocar una sublevación de los naturales de Oaxaca, que se habían levantado y dado muerte á cincuenta españoles y á diez mil esclavos que trabajaban allí en las minas.
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