Moctezuma fué recogido por dos soldados del terrado del cuartel y conducido á su habitación, donde permaneció sin conocimiento algunas horas. Cuando volvió en sí, su desesperación y despecho no conocieron límites. Las afrentas que había recibido de los españoles eran poca cosa cuando pensaba en la que le había hecho su pueblo, desconociéndole como su Señor y volviendo contra él sus armas. Arrancóse de la cabeza una venda que le habían puesto, y buscó una arma con que acabar con sus días; pero los nobles que le acompañaban trataron de calmar los dolores físicos y morales que le atormentaban, y á poco cayó en un abatimiento sombrío; sus ojos erraban sobre las paredes del aposento y sobre las tristes fisonomías de los que le acompañaban; cerró después sus labios, que se habian abierto para pedir únicamente la muerte á los dioses, y no volvió á proferir una palabra, rechazando resueltamente los alimentos que le presentaban y las insinuaciones que le hacía el padre Olmedo para que recibiese el bautismo.
En cuanto pasó el primer impulso del furor del pueblo azteca y vió llevar en brazos, muerto al parecer, al Rey, su rabia cambió en pavor.
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