Entre la alegre turba de jóvenes aventureros que llegaban de España á las ricas islas del mundo de Colón, se distinguía en el año de 1510 uno á quien sus compañeros daban el sobrenombre de "el Comendador".
Contaría este mancebo cuando más veinticinco años de edad, y había nacido en Badajoz. Alto, esbelto, fornido, parecía destinado por su naturaleza á la guerra, y se hacía notable por la blancura de su cutis y por su hermosa cabellera, tan rubia como la que los poetas le atribuían al mismo Apolo.
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