La tiranía de Muñoz no conoció ya límites desde que empuñó definitivamente las riendas del gobierno, y la tierra se hubiera perdido desde entonces para España, si el Rey, escuchando las muchas y justas quejas de sus vasallos de México, no hubiese puesto un remedio. Los licenciados Villanueva y Vasco de Puga, oidores que había dispuesto y mandado á Castilla el visitador Valderrama, vinieron comisionados y con amplias facultades para remediar todos los males que á causa del gobierno de Muñoz aquejaban á la Nueva España.
El Martes Santo entraron secretamente á la ciudad, con sus "cartas y provisiones" que mostraron únicamente á la Audiencia; pero los oidores estaban ya tan aterrorizados, que ninguno quiso aceptar la comisión de notificar á Muñoz la cédula de S. M.
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