Don Gastón de Peralta, marqués de Falces, tercer virrey de México, era hombre generoso, franco, enemigo de las violencias y de las persecuciones, y sobre todo respetaba la memoria del conquistador y estaba dispuesto á perdonar cualquier falta que sus descendientes hubiesen cometido.
Cuando llegó á México, los oidores, asustados con su propia obra, tenían la artillería abocada contra la ciudad, tercios armados recorrían los barrios, y la policía vigilaba hasta las acciones de los muchachos que andaban en la calle. Todas las noches temían que estallase una nueva conspiración y que ellos corrieran la misma suerte que habían deparado á los simpáticos jóvenes á quienes degollaron.
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