Ay, triste del que un día en su esfinge interior pone los ojos e interroga. Está perdido. Ay del que pide eurekas al placer o al dolor. Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido.
Lo que el árbol desea decir y dice al viento, y lo que el animal manifiesta en su instinto, cristalizamos en palabra y pensamiento. Nada más que maneras expresan lo distinto.
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